Realizado por Silvana Meilán Gómez.
Aunque suene fácil, de verás que es bastante complicado. ¿Cuántas veces has ido a un museo y no te has agobiado? Pongamos de ejemplo el museo Louvre, en París. Aquello parece de todo menos un museo, de verdad.
La masificación del turismo en establecimientos como los museos no es algo positivo, aunque así se vea. Cuanta más gente, más tendrán que pagar aquellos grupos en masa, y bueno, peor será la experiencia turística. Muchas veces culpamos a los grupos en masa, pero cualquiera quisiera ser guiado para conocer la Historia del Arte en su profundidad, es tan profundo el deseo masivo por conocer la historia de nuestro pasado que no nos damos cuenta de que por puro egoísmo, destrozamos aquello que tanto anhelamos.
Todo iría mejor si cada uno tuviera los efectos que tienen sobre los demás, pero ninguno está dispuesto que los demás se conducirán de manera socialmente convincente y de ahí que todos continúen persiguiendo sus propios intereses egoístas. Informe Brundland (1987)
Podemos poner La Gioconda como ejemplo perfecto, un cuadro minúsculo pintado por Da Vinci. ¿Qué tiene de diferente al resto de cuadros? La verdad es que nada, aunque he de decir que técnicamente es una obra maestra. Lo que vemos en esta foto, son horas y horas de cola para poder hacerte una foto, y bueno, la cantidad de empujones, gritos y todo lo que conlleva todo ello ya os lo podéis imaginar..
En definitiva, el amor por el arte es algo precioso, ¿pero tanto cuesta darnos cuenta de que no estamos valorando el Arte sino destrozándolo? Siempre diré que el mantenimiento y la protección del patrimonio recae sobre nosotros aunque tenga un papel primordial los organismos.
Por si quieres consultar más información te dejo este interesante artículo: «El Louvre debe elegir entre la masificación, los empleados o el prestigio» https://cincodias.elpais.com/cincodias/2019/05/28/fortunas/1559066425_154742.html
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